domingo, 23 de octubre de 2016
Niños que Muerden
Muy buen dia mamitas, este es un tema que siempre tendrá mucha tela que cortar, y es que en ocasiones nuestros hijos son los mordidos y en otras los que muerden, pero aca vengo desde mi esencia de docente a explicar un poquitín el tema, muchas mamás lo consideran "normal" para los niños que están en la primera infancia, pero esa normalidad se les acaba cuando sus hijos son mordidos por otros.
En la primera infancia (comprendida de 0 a 6 años de edad), el hecho de morder NO es diferente de otras formas de agresión. Es probable que algunos niños pequeños, que todavía no disponen de un lenguaje suficientemente comprensible, utilicen alguna parte de su cuerpo para expresarse. Si respondemos rápidamente al primer intento, con claridad y sobre todo con amabilidad, no habrá una segunda vez. Si tu hijo repite un mordisco, puede ser por dos cosas: que tus respuestas no han sido lo suficientemente claras, o que la razón por la que ha empezado a morder no ha sido resuelta.
Es así, como un niño siempre busca satisfacer sus necesidades. Cualquier cosa que haga tiene una razón válida para él, un objetivo específico. Como padres, más que centrarnos en el hecho de morder en sí, debemos hacerlo en las causas por las que el niño mordió. No me refiero a lo que quiere en ese momento (una chuchería, un juguete), sino a la razón profunda que le lleva a expresarse mordiendo. Piensa si puede deberse a un sentimiento de frustración, soledad, celos, impotencia, o una necesidad de afecto. Atiende esas causas y el síntoma desaparecerá. Gritar, regañar, amenazar o castigar al niño no va a ayudar, ya que son respuestas que no se dirigen a la causa real, el niño se sentirá peor, se frustrará y morderá más.
A veces, un niño llega a morder después de ver que los adultos toleramos algunas agresiones al cuerpo o al entorno. Simplemente participa de lo que está observando. Fíjate en cómo te tratas a ti mismo y muestra un respeto total hacia tu propio cuerpo y hacia el cuerpo de tu hijo.
La necesidad de morder, a menudo, es el resultado de sentirse demasiado limitado. Esperar que el niño se contenga a sí mismo (esté tranquilo, acate nuestras propias necesidades o sea educado) puede llevar a un sentimiento de rabia y de impotencia. Aunque tenga los padres más atentos y sensibles del mundo, cualquier niño tiene muchas oportunidades para sentirse impotente y frustrado.
Bien mamás y papás, es poco probable que un niño que se siente comprendido, conectado,contenido, amado, autónomo y en paz llegue a morder. No necesita hacerlo. Por eso, el primer paso hacia la prevención es respetar el desarrollo evolutivo de tu hijo, evitar depositar sobre él tus idealizaciones y/o restricciones excesivas, y permanecer unidos y conectados. Es así como otra forma de prevenir los mordiscos es reducir el estrés y llevar un estilo de vida más tranquilo. Quédate más en casa, y dedica tiempo a tu niño.
Cuando un niño intenta morder por primera vez, una respuesta física rápida, clara y cariñosa puede prevenir que se produzca de nuevo. Muchos padres dudan y reaccionan demasiado despacio o lo regañan fuertemente.
Los niños pequeños aprenden mejor con sus cuerpos. Sé respetuoso y amable, pero también actúa, con rapidez y claridad, sin gritos. Si tu hijo muerde a otro niño, ve rápidamente y apártalo. No juzgues ni sermonees. En lugar de eso, mírale a los ojos, sonríe, abrázalo y valida sus emociones. Puede que tenga hambre, que necesite llorar o simplemente estar cerca de ti.
Ahora bien, morderlo "para que aprenda lo que se siente" le creará confusión y le hará daño. Si actúas así, le estarás comunicando que eso es algo que se puede hacer, ya que tú lo estás haciendo. Su reacción será de dolor, consternación y miedo, ya que tú eres la persona en quien más confía para recibir amor incondicional y sentirse seguro.
Debemos comprender que nunca hay necesidad de regañar o enfadarse con el niño. Está haciendo lo mejor que puede para expresarse y ser comprendido. Necesita una guía, satisfacer sus necesidades, un lugar seguro donde depositar su frustración, sus deseos de jugar, donde recibir amor y atención. Los niños pequeños no muerden, pegan o rompen cosas cuando gozan de contención, cuando respondemos a sus iniciativas con rapidez, de forma, clara y tranquila. Si un niño rompe un libro, respóndele rápidamente y ofrécele en lugar del libro una revista vieja. Si se mancha el pelo con la comida, toma el teléfono, sácale una foto y disfruta de la diversión; tendrás todo el tiempo del mundo para limpiar, y muy poco tiempo para disfrutar de su infancia.
Recordemos que nuestros hijos son nuestro espejo, y que de una u otra manera sacan a flote lo que sucede en su interior inconsciente. Críalos con amor y respeto y eso será lo que le devuelvan al mundo.
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