miércoles, 1 de mayo de 2019

Hogares Democráticos

Se cree que la Crianza Respetuosa es dejar que los niños hagan lo que quieran, de hecho se tergiversa entre los mismos padres que creen encontrarse aplicándola en sus familias, pues consideran que los hijos se han de criar tan libremente que luego la postura es fuertemente criticada y señalada por haber sido empleada de manera errada, pero en realidad, se busca criar niños que se conviertan en individuos respetuosos (pues durante su crianza los procesos evolutivos han sido respetados), con capacidad de análisis frente a las consecuencias de todos sus actos. Pensamos que el castigo educa, que por ser padres impondremos normas, o consideramos que éstas son tácitas, y casi siempre, los hijos hacen caso omiso a éstas, o son sumisos y miedosos. Primero como siempre he defendido, el castigo es sólo un engaño para hacer valer nuestra autoridad, nuestros hijos lo que si deben aprender y tener claro es que cada acción trae consigo una consecuencia, la cual puede ser tanto positiva como negativa, es de suma importancia que nuestros hijos vayan forjando ese poder de discernimiento entre aquello que genera bienestar o aquello que por el contrario produce malestar en sí mismo o en los demás, a eso se le llama educación y asertividad. Ahora bien si como padres constantemente castigamos sin ofrecer la oportunidad de explicar al niño lo que hizo de forma “incorrecta”, o cual norma infringió o tal vez la consecuencia de sus actos, estamos con ello coartando toda posibilidad de que ese niño piense de forma crítica ante las situaciones de la vida. Seamos democráticos. Un hogar es de todos los que allí viven, por ello vamos a deslastrarnos de la idea de que sólo papá y mamá tienen la razón. Seamos más horizontales, construyan normas que les permitan funcionar como familia, basados en deberes y derechos. En las aulas de educación Inicial las docentes junto a los niños construyen por cada espacio de aprendizaje del salón una lista de normas, y podría resultar hasta increíble observar como todos los que conforman la comunidad dentro del aula de clases las defienden y las cumplen; lo mismo se debe hacer en el hogar, reunidos en familia, pueden construirlas. ¿Cómo?, participando todos (Hijos y padres), al hacerlas, evitemos el uso de la palabra NO, por ejemplo: en vez de colocar: No correr dentro de la casa, puedes cambiarla por: Evitar correr dentro de la casa. Toma en cuenta que no sólo tú colocarás normas, tus hijos también te pondrán algunas. Este ejercicio aparte de mejorar la conducta de todos en el hogar, les permitirá compenetrarse como familia. Al terminarlas, deben estar en un lugar visible a todos y muy importante, al nivel de los niños, ahora bien, hemos de reconocer que cada familia y cada hogar funciona de manera diferente, es decir, puede suceder que un sistema familiar no requiera colocar estas normas de forma visible para todos, puesto que cada uno de sus miembros conoce que ser, hacer, crear o generar para su propio bienestar y el de sus familiares, esto se da generalmente en hogares en los cuales el apego y la crianza respetuosa se practica desde el preciso momento en el cual papá y mamá eligen hacerse pareja, pero ojo, no haber iniciado una familia de esta manera no es indicativo para nunca empezar a generar el cambio, la consciencia está allí, sólo esperando ser descubierta y elevada por nosotros. Recuerda que tus hijos tienen deberes, pero también derechos, derecho a un trato digno, a participar en la familia y a ser escuchado. Y como siempre… Cambiemos viejos paradigmas de crianza

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